noviembre 02, 2005

Todos los Santos

Bueno, pues continuo introduciendo este blog. Está dedicado a mi familia, a mis amigos y a toda la gente que quiero y que está lejos físicamente.

Había pensado en poner imágenes, pero por el momento no lo haré, pues no tengo cámara y así me parece que será más interesante, pues se tendrán que imaginar lo que les cuento y me esmeraré en mis descripciones.

Quisiera lograr que se hagan una idea de mi vida, de mi círculo, del ambiente que me rodea, de mis preocupaciones y sobre todo de la gente con la que convivo. Y sobre todo me gustaría leer comentarios suyos porque me hacen conocer maneras de pensar a donde nunca podría arribar por mi mismo.

Bien, paso a los hechos.

Hace poco, más o menos tres semanas, cumplí un año de haber llegado a Barcelona. De ese tiempo pasé este verano tres meses en México. Vine buscando seguir mis estudios de flauta y entré en la Escuela Superior de Música de Catalunya, con un profesor del que irán leyendo muy a menudo, que se llama Pedro Memelsdorff. Actualmente estoy en segundo año de un total de cuatro, pero me acabo de enterar que el próximo se abrirá aquí en la escuela una diplomatura de doctorado en música medieval, que reunirá a muchos de los maestros más famosos de Europa, así es que podría ser que me quedara más tiempo por aquí.

Mi vida en estos momentos se dirije a dos objetivos muy claros: un concierto que planeo para Marzo de 2006, en el que tocaré con Josep María, un amigo que toca la tiorba; y la creación de un ensamble de cámara para tocar música medieval del Ars Subtilior. Así de sencillo. He decidido simplificar mis metas para dedicarme de lleno a ellas y no divagar, que es uno de mis problemas más grandes.

Hoy es 2 de noviembre, día de muertos. Pienso en las ofrendas, en el pan de muerto, el chocolate, el papel picado, las calaveritas, los puestos de los mercados. Aquí no he visto nada parecido. Salvo una pequeña ofrenda que puso Elisa en su recámara, mi compañera de depto.

Ayer fue festivo aquí y desde el lunes en la noche nos fuimos a Vilafranca Mireia, Núria, Atsushi y yo. Es un pueblito como a una hora de tren desde Barcelona, famoso por sus vinos y por los "castellers": equipos de mucha tradición que forman castillos humanos de hasta 9 pisos. No se si los han visto. En la base se pone mucha gente abrazada para formar "la piña". Y de ahí para arriba depende del tipo de castillo, pueden ser dos, tres o cuatro personas por piso. Es increíble. Josep María, que es de Vilafranca, me contó que los castellers estaban prohibidos durante la época de Franco. Este pueblo además tiene la fama de tener uno de los mejores equipos de Cataluña.

Apa!! Pues aprovechen esos manjares que extraño tanto, yo haré lo propio con los de aquí.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola tonatiuh, benditos los muertos que andan por todas partes sin necesidad de visa, despues de todo, solo venimos a soñar y es verdad,imagina los panes y hasta el sabor vas a sentir, un abrazo y estaré pendiente de la escrito-novela.

Anónimo dijo...

por cierto el anónimo soy yo, José Ángel Lugo Arce

Anónimo dijo...

Hola Tona: esa noche salimos con Angeles y sus niños, Mateo, Sebastián, Norma, un amigo de Francia (Philip) y yo muy bien disfrazados a pedir calaverita por las calles cercanas; y después a saborear un riquísimo pan de muerto con chocolatito caliente ¿tú gustas?... te mando un pequeño sorbito para que no te salga un granito en la lengua.
Besos.
Tía Licha.