octubre 29, 2008

Pomerium


Parece ser que, al menos por ahora, este blog está condenado a no morir. En primera porque nace de nuevo una necesidad de contar, aunque mis expectativas de ser leído y de ser interesante y original ya no son las mismas de antes; y en segunda porque tengo de nuevo cosas que contar, además del hecho de que para Desenvolupament professional tenemos que hacer un blog, aunque para tal fin ya hemos comenzado éste.

Ahora si estoy de lleno en mi proyecto final y en el grupo, organizando los ensayos para nuestro próximo concierto, el 29 de noviembre, y leyendo y escribiendo todo lo que nos hace falta con la ayuda de Galina, Dani, Pere, Pedro, Rubén y Asensio. Hoy por ejemplo tuve clase con Pere. Tocamos Tre fontane para mi clase con Pedro. Estuvo genial, la clase empezó de la manera más extraña posible: mientras esperábamos a Pedro, entró Pep Borràs (el nuevo director de la escuela) en el aula acompañado de Chucho Valdés! Me quedé pasmado, era como si dos mundos separados, casi opuestos, se tocasen breve y delicadamente por un instante delante de mi, dejándome perplejo e inmóvil. En condiciones normales me hubiera levantado a platicarle que lo escuché hace muchos años en el Salón 21, con Irakere, que me encanta la música cubana, que en México tengo varios discos donde toca él y que mi tío tiene un grupo de son, donde yo trabajé varios años. Pero como estaba programado para tener clase con Pedro, lo cual abarca casi todo el potencial de mi cerebro y de mis energías, pues nada, no dije nada. Y porque no me lo esperaba, supongo.

La clase fue una de esas memorables, inspiradoras, llena de frases para la posteridad. Hicimos prima y sechunda pars con el alto en sol y un pandero mediano. Nuestra idea basicamente era crear un discurso paralelo para la percusión, ni dependiente ni independiente del mío sino de la misma importancia, con su narrativa propia, su retórica, su forma. En ciertos lugares teníamos claro lo que haría Pere y en otros no tanto. Tocamos y creo que estuvo bien, lo primero que nos dijo Pedro es que le gustaban muchas cosas y le parecía bastante interesante en general, pero que las funciones no estaban del todo claras, es decir, si flauta y tambor éramos independientes, si la percusión era una amplificación aclaradora de lo que yo quería transmitir, etc, etc. Y que el problema se podía resumir en tres grandes apartados: monofonía, heterofonía y polifonía.

Trabajamos sobre todo en los roles polifónicos, haciendo un tenor para la percusión y fue algo increíble. Los ritmos, la dinámica, los timbres del pandero funcionaban casi como un bajo continuo, sañalando las cláusulas (cadencias), los lugares de penúltima (dominante) y dejando en ambigüedad las antepenúltimas. Analizamos y probamos cosas durante una hora y media más o menos. Agotador. Inspirador. Pronto pondremos aquí los resultados.