agosto 01, 2007

Vall de Núria


Este sábdo tuvimos un concierto muy especial para mi. Por muchas cosas. Era especial desde que lo planeamos y fue muy especial por todo lo que pasó en la útlima semana y durante.

Era un programa difícil, más bien una locura, porque reunimos varias de las piezas más difíciles del subtilior y combinamos estilos y códices muy diferentes, desde Machaut, Landini, italianos más tardíos como Matteo y al final hicimos un bloque de Ciconia y del manuscrito de Chipre. La dificultad era para nosotros y para el público, pues es música densa, difícil de escuchar, como decía Laia, una de las cantantes, es un repertorio poco agradecido.

Lo peor fue que, justo después de afinar con Dani el organetto, Michele abre el estuche de su laúd y se da cuenta de que se le había despegado el puente! No pudo tocar. No sabemos si fue por el calor del viaje, por el cambio de altura/presión, la humedad o qué, pero el caso es que no tocó.


El concierto fue en el santuario y el público eran guiris casi en su mayoría, que iban vestidos de botas vermudas y mochilotas. Algunos se quedaban a oir una rola y se iban luego luego. Pero en cambio si tuvimos un cierto número de audiencia fiel que se quedó hasta el final. Fueron 58 minutos de música, grabados en MD. El resumen general difiere entre las opiniones de los integrantes, pero para mi el balance es bastante bueno. Digo que hay que tener en cuenta que era un programa mortífero, que podía ser lo más aburrido del planeta, y sin embargo la gente lo disfrutó, las piezas más densas fluyeron, las piezas más vistozas brillaron, en fin, el resultado fue positivo y creo que hasta fue uno de los mejores conciertos del ensamble.

Cuando estábamos empezando a tocar decidí adoptar una actitud insólita: iba a ser totalmente egoísta e iba a hacer todo lo que estuviera a mi alcance para disfrutar al máximo tocando mi música favorita. Algo que no es difícil para nada, pues tengo todas las rolas en la cabeza, y tengo bien identificados los lugares que más me gustan, los momentos precisos, las atmósferas, las cadencias y el contrapunto... y todo eso, sin preocuparme por los demás. No se si fue bueno o malo, pero me entregué por completo al disfrute y al final me sentía de maravilla, cosa que no me sucedía desde hacía mucho tiempo.

Entre las cosas que aprendí hay de todo, cosas muy técnicas de afinación, de seting, etc, pero sobre todo me quedo con la idea de que quiero tocar muchísimo, todo lo tocable, en todas las combinaciones posibles, pues es una música que me llena por completo.