enero 20, 2006

Padu serenans

Llevo sentado horas, poniéndome al corriente de varios trabajos finales que no había entregado...

Uno de los ejercicios consistió en analizar, a muy grandes rasgos, el motete Doctorum principem/Melodia suavissima de J. Ciconia, que estoy escuchando. Si sigues escuchando el disco de Mala Punica, llegas a una de mis rolas favoritas, la del título del post. No se bien a bien qué es, el librito dice "disminución instrumental", lo cual quiere decir invención sobre alguna melodía, supongo.

Ciconia era flamenco, vivió en Italia casi toda su vida y trabajó en las cortes del norte, como la del papa Filargo en Milán, cuando era cardenal. En sus piezas hay datos biográficos y siempre están dedicadas a sus mecenas. Utilizó un lenguaje muy moderno e innovador, además de mis recursos favoritos, como la isorritmia y los hocketus.

Pedro nos explicaba el otro día, y nos lo confirmó Kees la semana pasada en Milán, que a causa del desarrollo en el sistema de afinación que utilizaban en el siglo XIV (el temperamento pitagórico), sobre todo los compositores italianos y por influencia inglesa, llegaron poco a poco a utilizar los intervalos de 3a en lugares de reposo, es decir, como consonancias. Estos lugares de quietud, llamados quetantiae son especialmente comunes en el repertorio del ars subtilior. Este fenómeno tiene una explicación física que tiene que ver con las frecuencias de los sonidos en cuestión, que les ahorraré.

Pues bien, la conclusión a la que llego, en base a toda esta información, es que Ciconia me gusta un chingo. Je. No me puedo dejar de sorprender cada que escucho un motete de él, y pienso que toca fibras especialmente sensibles en mi, pero de una manera muy sutil.

Anoche leía notitia ars musicae de Johannes de Muris, donde se cuestiona qué es la sutilidad, qué músicos pueden ser llamados sutiles, si los "modernos" que usan cada vez más figuras imperfectas y proporciones más alejadas del 3 (esto es los números binarios y proporciones como 9:8 o el número 5, que no es pitagórico), o los grandes maestros del ars antiqua, que sentaron las bases del sistema musical.

Pues cuando escuchas Ut Te Per Omnes de Ciconia es difícil pensar que hubo cosas de mayor sutileza en épocas anteriores. Junto con Ciconia están otros compositores italianos realmente maravillosos, como Antonio Zaccara da Teramo o Mateo da Perugia. Por mencionar a los primeros que me vienen a la memoria.

Al profe de historia le gusta criticar veladamente al movimiento de intérpretes especialistas en el repertorio del quattrocento, y se desquita con los que no estamos de acuerdo con lo que dice poniéndonos las peores versiones que encuentra, las más aburridas. Pero tiene mucha razón. Lo que yo tengo en la cabeza como música medieval es una idea heredada, construída en las últimas décadas. Es una reconstrucción de un universo que se perdió. La gente, por lo regular, toca la música de las Cantigas de Santa María, por ejemplo, con criterios encontrados en un tratado parisino de 200 años atrás, o basándose en los trabajos de gente que estuvo en las cortes de Avignon o Pavia, 150 años después. Y no los culpo. Pues es válido, y además hay que agarrarse de donde se pueda. Además, quién dice que no hubo conexión entre estos centros del ejemplo?

Conocer el punto de vista de Kees, otro de los grandes especialistas en este repertorio, ha sido muy importante para todos los que estudiamos con Pedro. Tienen opiniones diferentes, opuestas. Kees se autodefine como más "conservador", dice que no le gusta adherir nada al original, que se apega los más posible al papel, pues considera que para llegar ahí esa música debió pasar por un proceso de depuración y que no tiene errores. Pero, eso sí, estuvimos horas acomodando el texto de la poesía, sílaba por sílaba, para que cada palabra estuviese colocada de acuerdo a su acentuación, lo cual implica mover palabras, moverlas incluso en cada repetición para cambiar el sentido cada vez, y, en fin, asumir que están mal colocadas. Además Kees defiende la combinación de instrumentos y voz, y para ello es necesario qeu la voz se calle por pasajes largos, que a veces tienen una sílaba intermedia.

Otro de los puntos de desacuerdo es la intrumentación y el setting. Kees piensa que los instrumentos de la época eran menos grandes que muchos de los que actualmente se utilizan como "copias" de modelos originales. Y por lo tanto concluye que para tocar las voces graves (el ténor) solo se debe usar harpas, laúdes y vielas, y nunca flautas u órganos (organetto).

En fin. A pesar de todo lo que podamos estar haciendo mal, o diferente, la música tiene una fuerza especial, una expresividad y una subtilitas muy características que han sobrevivido más de 600 años y que lo siguen haciendo hoy día.

Pues... me gustaría que me escribieran más, aquí. Ya se que está de hueva, pero me latería.

Les mando un abrazo muy apretado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encanta leerte. ya te escribì. no te han llegado mis mensajes. Un abrazo. Elena