febrero 02, 2009

susurros



Llegué a la conclusión de que hay cosas que sólo se pueden decir muy quedito, muy cerca del oído, con apenas aliento, como si tuvieras miedo de romper el silencio. Cosas inombrables que sin embargo pienso todo el día, sobre todo ahora que estás tan lejos. Cosas que nisiquiera el papel puede soportar, que una mano es incapaz de trazar.

A veces me siento muy afortunado, a veces muy desdichado. A veces viene a mi el fantasma de la razón a castigarme y me pregunta qué he hecho de mi vida ultimamente. En estas fechas que pasaron apenas, que han quedado grabadas en mi mente para siempre, ha sido especialmente fuerte la sensación de vacío, de pérdida de orientación, me pregunto constantemente qué me dejó el año pasado. Y las múltiples salidas sólo encuentran respuesta en ti. En el amor que has desencadenado, el amor que me conduce a la vez a la felicidad y que me hace ser conciente de que no estás a mi lado.

Camino, camino mucho por la ciudad como la primera vez que nos separamos. Pienso invariablemente en ti, en todos los momentos mágicos que vivimos en el DF, y tal vez por eso me resulte menos sobrellevable la vida en Barcelona. Trato de aferrarme a lo que me dice la razón, trato de convencerme de que estoy haciendo lo que debo, que sólo quedan unos meses para terminar la escuela, que sería una tontería dejarlo todo en este punto. Pero lo que siento es muy distinto, me regresaría hoy mismo, iría a buscarte en primer lugar.

Hoy soñé que encontraba un vuelo París-México por el concorde en las rebajas, y que me había costado sólo 400€. Yo estaba feliz porque haríamos en cuatro horas el trayecto y podría estar contigo unos días. Estaba tan feliz que le hablaba a todo el mundo de ti, ¡como siempre!, les contaba qué haríamos cuando nos viéramos, a dónde iríamos, cuáles eran nuestros planes. Recuerdo el interior del avión y a la sobrecargo diciéndome que el jetlag era más fuerte y que tal vez tardaría una semana en recuperarme, más del tiempo que estaría allá. Me acuerdo de la sensación del despegue, del ruido de los motores, del comeletras señalando la velocidad mach2.

De regreso en la vida, me topé unas nubes en la plaza Cataluña y te las traje. Me gusta que te gusten las nubes. Me gusta que te gusten tantas cosas que te gustan, y sin embargo me cuesta decírtelo. Ya sabes, cuando estoy contigo me faltan las palabras. A veces sólo soy capaz de esbozar alguna frase, palabras sueltas en forma de susurro en tu oreja.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

qué chingón sueño. dan ganas de no despertarse.

abrazo

alón

Luis Angel Durán dijo...

Hola Tona! Cómo estás?, hace tiempo que no nos vemos, mucho en realidad. Tal vez ya ni te acuerdas de mi, soy Luis Angel, primo de Hector, sobrino de David y de Clara. He dado con tu blog y me ha parecido muy bueno. Sólo pasaba a saludar.
Daré mis vueltas por aquí constantemente.
Un abrazo y suerte.