febrero 06, 2006

hay calma en mi recámara a las 4.00 de la mañana. Si hago un esfuerzo o salgo un poco por el piso, puedo escuchar los ruidos que hace el refri, que me gustan mucho porque son muchos y no parecen tener un patrón regular; el reloj que está en la entrada; el piloto del calentador o una gotera del baño. Me siento un poco como en una película de Bergman. Me encanta la importancia que les da a los sonidos: relojes, campanadas, motores, pasos, puertas.

pero si me quedo en mi cuarto no escucho nada, si acaso mi respiración. durante el día hay mucho ruido, este barrio es muy popular y ruidoso, pero ahora no.

quisiera que esta calma viniese de dentro de mi, quisiera tener la confianza de que vendrán tiempos menos tristes, sin este vacío que se siente de perder a la persona amada.



estos últimos días he descubierto música muy muy chida, una cantante pakistaní que se llama Abida Parveen, no se si ya la había mencionado. Un cantante catalán, Miquel Poveda. Un acordeonista finlandés, Miko Pohonen, que me hizo pensar en Celso Piña, aunque no tienen nada que ver.

Tengo un nudo en la garganta, no puedo escribir mucho... tengo un Virgiliano en espera, es lo único que me motiva el día de hoy.

1 comentario:

La Chili dijo...

Mi tamalito precioso, no me escribes nada, así que sólo se lo que dices en general. Si pudiera -y sireviera de algo- cortaría una rebanada de mi corazón, para curarte.
Mi frijolito sigue creciendo, yo ya tengo una chamba que va significar que esté todo el día en internet, a ver si nos encontramos.
Te mando muchos besos.