febrero 02, 2006

Qwer poiu

Mi contacto con la música sacra es muy limitado, no hablo de música litúrgica, eh? Y creo que en mucho es culpa del concilio de Trento, es algo de lo que hablábamos con nuestro caro profesor Bombi: el fenómeno de que a través de los siglos se ha escrito cada vez menos música religiosa y que, de hecho, poco a poco dejó de ser vanguardia.

Mis vecinos de edificio, desde la casa donde proviene un ronquido capaz de despertarme pero que, sin embargo, no escucho muy a menudo, suelen oir bachata, merengue y mucho reggaetón. Sin embargo, hoy me desperté con los sonidos repetitivos, hipnotizantes típicos del gamelan. Pensé que no podía ser cierto, y aun medio dormido traté de escuchar la escala para saber si era pentáfona, pero no lo logré. Después de bañarme me di cuenta de que debía ser una alarma que se repetía sin parar y que, merced algún fenómeno acústico, distorcionaba al punto de sonar como la orquesta de Bali que me estaba imaginando.

Ayer estrenamos a Benny Moré en el depa. Me sentía con ambiente de cabaret habanero de los 1950s, pero también me recordó mucho a mi tío Joel, sobre todo cuando empezó a sonar `Mi coraón y yo´. Como siempre digo, es un cantante genial, me llamaron la atención esa capacidad de cambiar de matiz inesperadamente dentro de una misma frase, muy pequeña; su desigualdad rítmica, muy pensada, que le da un toque muy particular; y el virtuosismo vocal que le permite colorear notas de registros muy lejanos. En fin, el disco es un viaje, escuchar las orquestas repletas de metales que repiten un ostinato, aquellas figuras típicas del mambo y de otros ritmos que desconozco.

La semana pasada vinieron a comer Nùria, Mireia, Atushi y Josep Maria. Una vez que se habían ido me quedé pensando en que me siento muy querido por todos ellos y llegué a un estado de euforia, no podía entender hasta qué punto nuestros amigos nos aceptan por encima de todos los defectos que tenemos, por encima de lo que no les parece, por encima de todo lo que arrastramos. Este post está dedicado a ellos, que, mientras hablábamos, se acordaron de sus clases de mecanografía y trataron de decir cuáles eran las letras que abarcas en un teclado de compu.

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