Hace un montón que no andaba borracho... para ser exacto, a ver..., hace 19 horas, o sea, anoche!
Pero no me refiero a eso, fuera de ayer, hace mucho que no tomaba. Desde año nuevo, para ser exacto. Esa vez la alcolemia estaba más que justificada, es más, era algo natural: estaban mis okupaz de vacaciones y celebrábamos el cambio de año frente a la torre Agbar, sobre la Diagonal, copa de cava en mano...
Si, el alcohol me deshinibe, tal como decía Ada Hilda en las sesiones de la secundaria (la directora de nuestra amada escuela Decroly, que además era psicoanalista y nos daba clases como orientación vacacional o terapia de grupo o algo así, ah!, ya me acordé, DINÁMICA de grupo), pero ni fue tanto alcohol ni me deshinibió tanto: tres cervezas me hacen cantar las de José Alfredo mientras voy de regreso a mi casa en la moto, temblando de frío porque daba por terminado este invierno fresa, ingenuamente, y me puse sólo una sudadera y mi chamarra café de cuero...
Me doy cuenta de que ya es 1 de febrero y no he escrito nada... por dónde empiezo? qué decir de las vacaciones? de la semana en Fes y Meknés? de mi nuevo trabajo? no se, ahorita estoy demasiado influenciado en la vida por el libro que estoy leyendo, la Reina del Sur ( me había resistido los 40 días que estuvo mi madre aquí a empezarlo, molestándola, diciéndole que cómo podía leer esa mierda, así, tal cual, perdonen la palabra), que me tiene super enganchado, como dicen aquí, y hablaría como si fuera Teresa Mendoza o alguno de sus personajes, así que mejor no digo nada. Ya habrá tiempo.
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